martes, 8 de diciembre de 2009

El Pino



Las enseñanzas más importantes que aprendí en mi infancia no provinieron de mis padres, ni de mis profesores, ni de la religión. Me las mostraron dos niñas, y lo más extraordinario es que ellas nunca fueron conscientes de ello.

Se trataba de dos hermanas, vecinas mías desde que recuerdo haber tenido vecinos. La mayor, la creativa, la inventora, siempre ideando nuevos entretenimientos. La menor, la alegre, la jovial, llevando los juegos de su hermana más allá de la diversión.

No era extraño, pues, que me pasara las mañanas en el colegio deseando que llegara la tarde para jugar con ellas. Pero esto no era siempre posible porque además del colegio ellas también iban a clases de gimnasia deportiva.

Yo odiaba la gimnasia, y desde pequeño ya sabía por qué: cuando practicaban delante de mí no sólo veía a dos niñas haciendo piruetas, no. Yo veía círculos, líneas, trazos, colores, música, y a ellas uniéndolo todo y creando imágenes maravillosas.

Por eso odiaba la gimnasia, porque era lo único que nos ponía a niveles distintos: Ellas eran increíbles, y yo nunca me he atrevido a hacer ni el pino.

Como decía, mientras fuimos amigos me enseñaron una cosa muy importante: que si lo hubiera seguido intentando, si hubiera puesto todo mi empeño y mis ganas, como hacían ellas, estoy seguro de que habría podido hacer el pino alguna vez.

La segunda lección que aprendí de ellas fue cuando dejamos de ser vecinos. En el momento en el que me di cuenta de que nunca más volvería a desear que terminara el colegio para jugar con ellas comprendí que la vida daba tantas vueltas como ellas en el aire.

Lo que hice los dias posteriores fue practicar en el jardín las piruetas que les había visto hacer. Intentaba el pino una y otra vez, sin descanso, era una obsesión. Quería hacerlo bien porque pensaba que si lo lograba, estaría al fin siempre a su nivel y volverían.

Y lo logré. Conseguí un pino perfecto, con las piernas juntas y los pies alzados, sin titubear. Pero nunca volvieron. Y esa fue la tercera y última lección.

2 cazadores con rifles cargados:

Mar dijo...

pues yo... yo hice gimnasia rítmica de pequeña y tuve que dejarlo. no sé hacer el pino, ni dar volteretas, incluso trago agua si las intento hacer en el agua...
y sin embargo, conseguí jugar contigo XD

Pilar Cita dijo...

Que bonitas las lecciones ...

A mi me llevaron junto con mi estilosa hermana a ballet. Me compraron unas medias horrendas color carne-rosa-blanca que a mi estilizada hermana le quedaban de maravilla y después de la primera clase nos pusieron juntas para hacer los pasos que habíamos aprendido ... nunca me volvieron a llevar.

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