domingo, 25 de julio de 2010

Novela Gráfica

El jueves pasé una noche durísima.



Me tocaba turno de noche y cuando llego me comunican que en una hora se va a cortar la luz en el hotel y la calle hasta las 7 de la mañana. Tendría que echarle huevos.



Porque ya saben lo que pasa cuando te paseas solo por un hotel, y más a oscuras.



Así estaba la situación: sin luz, sin internet, sin televisión, sin radio, sin nada para leer. Y así iba a estar durante siete horas. Por más que pensara no se me ocurría nada para distraerme. O casi nada:



Y llegó el momento en el que cortaron la luz y me ví sólo en el edificio con una linterna. Terror mayúsculo.



Rezaba para que todo pasara muy rápido y nadie con mala pinta llamara a la puerta.




Pero no fue así. Los relojes estaban parados, la alarma pitaba de vez en cuando, los ambientadores automáticos hacían fsssssss cada 18 minutos, en la oscuridad de la noche las cosas cobraban vida.



Y entonces entró un huésped y tuve que acompañarlo a su habitación y como decía que quería un descuento y estaba muy enfadado tuve que dejarle mi linterna. Mientras hablaba con él escuché un grito abajo y le dije “¿qué ha sido eso?” casi metiéndome en su habitación. Y él fríamente me dijo “Habrá alguien intentando entrar”. Me cerró la puerta de la habitación y tuve que bajar solo alumbrándome con mi móvil a echar un vistazo.



Por el camino pensaba con qué iba a defenderme. Tenía el móvil, que podía usarse de arma arrojadiza, unas llaves con las que podía hacer pequeños arañazos, y un bolígrafo que, si había prestado suficiente atención a los capítulos de Anatomía de Grey, podía servirme para hacer traqueotomías si se diera el caso. En fin, tendría que improvisar.



Al final parece ser que no era nada y encontré otra linterna. Pero ya estaba atacado y me sentía muy solo y con ganas de llorar.



Quería ir a mi casa con mi familia.



O estar por ahí pasándomelo teta.



Y con esos pensamientos me pilló el alba y yo me sentí super héroe por haber cuidado del hotel y haber sobrevivido a la noche más larga y terrorífica de mi vida.

miércoles, 21 de julio de 2010

Todo lo que sí.

Desde que descubrimos que en Torremolinos se puede salir cualquier día de la semana solo vivo de noche. Y desde que descubrimos el Vodka rojo del Mercadona con Red Bull esas noches son como de cuento de hadas. De hadas gorrinas.

El lunes salí con Josie Asquerosi y el Nervios, que es un amigo de Josie que a mí me cae muy bien porque se sabe todos los diálogos de Magdalena Cruella, que últimamente lo uso como requisito para saber si alguien me cae bien o mal, y porque cuando le dije que nunca había bajado a un cuarto oscuro me cogió de la mano y me lo enseñó alumbrando con el móvil para que no me cayera ni me perdiera y me pareció muy de buen amigo.

Las noches siempre las empezamos haciendo botellón en un coche y cuando estamos muy borrachos nos vamos a un bar donde hay espectáculo de travestis. Siempre está medio vacío y las travestis son fabulosas. A veces suben a la gente al escenario y acaban dejándolos en bolas mientras interpretan canciones de Pastora Soler o de Paloma San Basilio sin dejar de beber chupitos. Es todo como muy decadente y a mí me encanta formar parte de ello. Hay una vizca que ayer nos encontramos -porque ayer también salimos- vestido de hombre y de la mano de su noviA. Cuando le preguntamos que qué aberración era esa nos contestó sonriendo que el mundo del travestismo es muy fuerte.

Luego fuimos a un bar que a mí me flipa porque tienen como una animadora fantabulosa que se hace llamar Alicia Glamourous Scandalous Dangerous Fashionable y es una mujer guapísima con un bronceado, unas piernas y unas tetas como de broma de lo perfectas, que siempre que ponen a Lady Gaga hace las coreografías enteras y acaba retozando por el suelo. Y cuando no está bailando se la ve por todo el bar bebiendo con una pajita enorme con muchos tirabuzones. Super linda. Aquí está interpretando Paparazzi:



En un momento en el que Josie estaba haciendo su propia versión del Un, dos, los micrófonos yo bajé a mear. Cuando en esto que me pongo a la faena y de pronto me aparece detrás la cabeza del Nervios y me cortó toda la orina. Le dije que no me mirara la cuca y me contestó que ya lo había hecho y empezó a tocarme. Yo intentaba hacer caso omiso, porque a mí el Nervios no me gusta, y seguir meando pero era imposible. Una mano se acercó peligrosa a mi huevo izquierdo y cuando aquello ya se ponía morcillón un hombre enviado del cielo por el Señor abrió la puerta de golpe y exclamó "¡perdón!". Y yo le dije que no pasaba nada y salí huyendo.

Ayer me pasó algo más raro todavía. Estaba de nuevo meando cuando de pronto me aparece de la nada un hombre al lado. Otra vez me cortaron el pipí. Y el hombre en cuestión me empezó a contar que estaba ligando con uno que le acababa de decir que tenía mujer e hijos, y empezó a sollozar. Yo estaba maravillado. Como que se me puso dura y todo, así como lo cuento. El tío llorando y yo empalmado. Cuando se fue ya no pude ni mear ni nada. Y luego a la salida todo se había llenado de hombres que me estaban haciendo el pasillito. Me recordó mucho a esto:



Más cosas: me caí por unas escaleras y no me pasó nada. Me he enamorado en secreto de un niño que tiene 6 o 7 años menos que yo con el que lo único que he cruzado han sido estas palabras:

Yo: -Pues yo tengo 26 años.
Él: -¡¡¡¡¿Tú tienes 26 años?!!!!!

Y de la mirada de asco que me echó envejecí tres o cuatro más, así de borde e hijodeputa es. Tengo pompas en los dedos pulgares de los piés. Me he despertado hoy con un chupetón en cada lado del cuello y sin resaca. FIN

viernes, 16 de julio de 2010

Cherry Darling

Rescato otro texto de mi antigua libretita, éste es de 2005:


El mundo está lleno de violencia, aquí tres casos:

1. Violencia de género.

Pues es que un día estaba yo en la playa con Vichyssoise y una amiga bollo
que teníamos. Estábamos los tres, como digo, tumbados en la arena
intentando cambiar el mundo y esas cosas cuando a lo lejos vemos a dos niños
con un palo de golf y una pelota. Los niños estaban dándole a la pelota con
el palo y mandándola hacia nuestro lado. La pelota cada vez más cerca, y el
niño cada vez le daba más fuerte... hasta que le dio a Vichy. Cuando el niño
se acercó a recoger su maldita bola ella le dijo que o se iba a jugar con
el palito a otra parte o ésa no sería la única bola que tendría que recoger,
y el niño, haciendo gala de su educación y saber estar, intentó darle con
todo el palo de golf a Vichyssoise en la cabeza. Pero ella, con la bola en una
mano y grandes reflejos en la otra, consiguió parar el palo, agarrarlo,
quitárselo al niño y decirle que si volvía a acercarse se lo tragaba entero.

Los niños se fueron y la bollo y yo nos empalmamos.




2. Violencia doméstica.

Esto pasó hace mucho tiempo. Mi hermano y yo estábamos coloreando y nos
peleamos. Yo le di un guantazo y él cogió un rotulador naranja y fue directo a clavármelo en el brazo. Vi su mirada de odio y cómo levantaba el rotulador directo hacia mí. Yo cerré los ojos con fuerza para que pasaran rápidos esos
segundos de dolor, pero cuando vi que no me dolía nada abrí los ojos y...
bueno, y vi a mi hermano con el rotulador hincado en su propia mano y una
herida de color naranja, jojojó.

3. Violencia geriátrica.

Y esto pasó hace dos días. Estaba yo con Chantilly por la calle cuando veo
que un balón de fútbol va directa hacia ella mientras unos chavales le
decían que se la pasara. Ella paró la pelota con maestría, se la colocó
delante del pie derecho y miró a los lados buscando al chaval. Cuando lo vio
le dio una puntapié a la pelota lo más fuerte que pudo, y contentísima me
dijo “¿Has visto Zebra? ¡¡¿Has visto?!! Ha ido directa al niño! En la
vida me había pasado eso!”. Cuan grande fue su decepción al comprobar que
había confundido al niño con un anciano encorvado que paseaba a su perro
unos metros más a la derecha y el pobre señor daba pequeños saltitos para
intentar esquivar la pelota, pero no, no la esquivó. Y tuvimos que darnos la
vuelta y buscar otro camino.

En otro orden de cosas, y esto sí es de 2010, ayer vi Planet Terror y no puedo hacer otra cosa que recomendársela encarecidamente. Hora y media de puro placer y diversión zombie.

lunes, 12 de julio de 2010

Bolleré



A Josie Asquerosi lo conocí por internet hace seis años. Nos hemos encontrado muchas veces pero a pesar de que somos casi vecinos y de que durante todos estos años hemos chateado de forma bastante regular nunca habíamos quedado. Últimamente estábamos más unidos. Que su ex y el mío se liaran une bastante, claro. Jaja. Y ahora a él le gusta un chico y yo quiero ayudarle a que lo haga suyo. Así que el jueves y el sábado quedamos para salir por la noche. Hay muchísimas cosas que contar pero ya las mezclo entre días, las olvido o me las invento de tanto que bebí y tan bien que me lo pasé. Pero lo más destacable podría ser:

- El jueves vinieron Josie y el Maquillajes a recogerme al hotel por la noche y nos metimos en el coche a beber Lambrusco mientras el recepcionista que me sustituía vigilaba que no viniera la policía. El sábado hicimos lo mismo, pero en vez de Lambrusco teníamos gelatina de vodka, una cosa riquísima pero que mancha mucho. Además como no me dio tiempo de cambiarme, tuve que lavarme con los amenities que iba encontrando por el hotel y me trajeron ropa de sus casas para que me cambiara en el coche. Todo esto me parecía tan de trece años que me puso de muy buen humor. Viajar al pasado me emociona mucho.

- El jueves me pillé un ciego de estos divertidos de hablar mucho y no tener vergüenza. Mientras Josie acortaba distancias con su oscuro objeto de deseo yo fui al baño. Allí un hombre me enseñó la tranca. Era una picha muy marrón, me recordaba mucho a un chorizo de Cantimpalo y para unas lentejas pues mira, pero así de pronto no me hizo mucho tilín además como la puso apuntando a mis pies parecía que iba a ponerse a mearme. Me fui.

- Cuando cerraron el bar me recuerdo hablando con mucha gente. A un inglés muy alto le dije que era colombiano y se rió mucho cuando le explicaba de forma muy didáctica cómo recogiámos el café en mi aldea. También había uno que siempre que pasaba por su lado me acariciaba como con afecto, y no solo a mí. Cualquiera a su alrededor se sentía como más reconfortado gracias a los cariños de ese ser. A un enano con barbas le dije que le quería. Y luego a uno al que llamábamos El Paciente Cero le vi unos auriculares saliendo del bolsillo trasero del pantalón y le dije que tenía algo extraño colgando del culo. Me contestó que eso en él era normal y aunque no lo entendí me reí mucho y me hice amigo también. Le llamábamos El Paciente Cero porque era igual que esto:



- El sábado fue todo mucho más salvaje. Después de tomarnos la gelatina etílica entramos a una discoteca llena de nabotes y de niños que parecían LaRoux. Qué cara llevaría cuando me encontré con un antiguo compañero de trabajo y al saludarle me dijo "¿Y tú quién eres?". Esa gelatina es maravillosa. Josie estaba muy ligón esa noche y yo me puse muy contento por él. Nos volvimos a encontrar con el chico cariñoso del jueves y alumbró mi corazón con su aura de candor. Y después fuimos a un bar donde nos apareció un portero vestido con correas y tachuelas y nos dijo que para entrar teníamos que desvestirnos y dejar a la chica que iba con nosotros fuera. Yo a esa chica no la conocía así que me pareció bien, pero se ve que era querida entre los demás porque todos se negaron a entrar. También me presentaron a un hombre muy mono y yo pasé, últimamente no tengo ganas de ligar, solo de reirme. Eso me da mucha tranquilidad.

- Finalmente Josie Asquerosi se lió con el chico que le gustaba. Ahora está preocupado porque no sabe cómo dar el siguiente paso. Yo, por si acaso, estoy ensayando a acariciar la espalda como el chico cariñoso, por si ocurre algo malo y necesita apoyo.

miércoles, 7 de julio de 2010

Horror

Ayer pasé una noche terrible.

Me tocaba turno de noche en el hotel, entraba a las 00:00 y salía hoy a las 08:00 a.m. Preferir la muerte era razonable. Además, para no dormirme se me ocurrió llevarme mi ordenador y ponerme a ver Halloween, la primera parte. Ya vislumbro tímidas sonrisas de maldad en sus rostros, sádicos lectores...



Al principio todo fue bien. Cené con dos latas de Red Bull que me despejaron mucho. Antes de ver la película estuve chateando hasta las tres con mi amigo Josie Asquerosi. Me reía tanto y hacía tanto calor en la recepción que me bebí dos Cocacolas. Y cuando Josie Asquerosi se fue a la cama y a mí me quedaban todavía cinco horas por delante hasta poder hacer lo propio decidí ir al bar del hotel y prepararme un cafecito bien cargado.

Colapso cafeínico.

Noté enseguida que algo raro me pasaba pero no le di más importancia y me dispuse a ver la película. Me quité los zapatos y bajé a los infiernos. Al parecer tanta cafeína y taurina habían sobrealertado mis sentidos y con cualquier cambio de ritmo en la música ya me asustaba, imagínense lo que sufriría cuando mataban a alguien.

Y encima me entró hambre.

Pausé la película y de lo colocado que estaba no me puse ni los zapatos, y allá que me fui descalzo a la cocina del restaurante a hacerme un bocadillo. El restaurante estaba completamente a oscuras, la única luz que entraba era la de la calle y la que salía de la cocina: una luz blanca parpadeante que dejan encendida todas las noches como medida de seguridad. Cuando me vi en esa estampa aterradora y caí en que en una película yo sería el siguiente en morir me reí mucho, pero mucho mucho, en voz alta y todo. Acojonante. Así que cogí una maritoñi de la entrada y reanudé la película.

De pronto veía sombras por todas partes y escuchaba ruidos de todos lados. Llegué a un estado en el que ya no sólo imaginaba que Michael Myers aparecía ante mí cuchillo en mano si no que estaba convencido de que realmente iba a pasar en cualquier momento. Y pasó lo que tenía que pasar: llamaron a la puerta y grité. Y no sé si fue por causa de mi estado o realmente lo estaba viendo, pero en la entrada había una mujer con el rimmel muy corrido haciendo muchos aspavientos. Me daba miedo abrirle pero a lo mejor estaba huyendo de algo. Quizás estaba huyendo de Michael Myers. Así que le abrí. Era rumana, me preguntó por una habitación, le dije que estábamos completos y se fue llamándome sin vergüenza.

Retomé la película y me vi todo el final de un tirón, en un estado próximo al infarto. Y poquito después se hizo de día y ya las cosas tomaron otro cariz. De repente me vi y me volví a reir. Había sido estúpido. Yo no era rubia, ni gordo, ni tenía gafas, ni tetas enormes, ni era capitán de ningún equipo de baseball ni director de ninguna escuela, ni había ido al hotel a echar un quiqui. En ninguna película habría muerto, ¡yo era el héroe! Y lo había demostrado a lo largo de la noche. Ejem.

viernes, 2 de julio de 2010

Grandes canciones del pop IV: Mi canción favorita.

Mi canción favorita fue escrita por un hombre y cantada por una mujer. Se trata de Gypsy, de Fleetwood Mac.



Fleetwood Mac es un grupo que a mí me parece fascinante por muchísimas cosas. Eran cinco hippies que vivían en una especie de comuna. En esa foto de arriba hay al menos tres parejas, y sé contar. En sus tiempos se drogaban tanto que se decía que a Stevie Nicks, la rubia bajita, le cabía una moneda pequeña por el tabique nasal y que en los conciertos pedía que se le insuflara coca por el culo. También se decía que era bruja. Se decían tantas cosas que titularon a uno de sus discos Rumours, y hoy en día es el 12º disco más vendido de la historia. Con biografías así no puedo entender por qué luego existe Laura Pausini.

El grupo estaba liderado por la propia Stevie Nicks y por Lindsey Buckingham, ella con nombre de tío y él con nombre de tía, tenían que ser pareja, claro. Y vaya si lo fueron. Él, que debía ser el hombre más guapo sobre la faz de la Tierra, como demuestra la foto siguiente, y que aun hoy con sesenta años si se le mira de lejos puede dar el pego, escribió esta canción para ambos cuando ya no estaban juntos. De hecho, se supone que su relación terminó hace muchos años pero cuando uno los ve cantar juntos en los conciertos, cómo se tocan, cómo se miran... yo lo siento pero ahí hay lío.



Es la canción más bonita del mundo. I have no fear, I have only love canta Stevie y, o yo estoy amariconado, o es la frase más hermosa que nadie podría decirse a sí mismo después de una ruptura.

Además en mi casa tenemos una anécdota graciosa. Cuando yo era muy pequeño mi madre se compró el single de su canción favorita, que también es de Fleetwood Mac aunque no es la misma que la mía, y yo cogí el vinilo y lo mordí. Yo no me acuerdo porque era muy pequeño pero mi madre cuenta que llena de rabia me cortó la cabeza con el vinilo y que cuando se le pasó el enfado me la volvió a pegar. Y en la pared de mi cuarto está colgado el disco con la marca de mis dientecitos en recuerdo de aquél día que le hice perder la cabeza y ella a mí.

Por último, aquí dejo el vídeoclip por si alguien quiere verlo. Bueno, por si no, ¡háganlo, porras, que esto lo he escrito para ustedes!

VIDEOCLIP DE GYPSY AQUÍ!!!