lunes, 28 de junio de 2010

Vogue

Como dije, me compré una cámara de 400 cucas, y además me agencié el Photoshop y unos manteles del chino para poner de fondo. Aquí algunas de las fotos que he hecho:

















Y un grupo de música me ha pedido que les haga las fotos para el libreto del disco. Ahora mucha gente querrá ser mi amiga :)

viernes, 25 de junio de 2010

Ahora el salto ¡Pom!

Este año San Juan coincidía con la vuelta a Málaga de mi amiga La Campesina, que terminaba su Erasmus en Dinamarca ya, y como a La Campesina le gusta mucho el ron y nosotros somos facilones compramos muchísimo ron, pero mucho mucho, y lo pasamos en grande, claro. Pero empiezo por el principio:

Yo ese día tenía turno hasta la una y media pero hice uso de mis encantos personales y me dejaron salir una hora antes. En mi hotel si eres gay tienes privilegios pero eso ya lo contaré. Total, que cogí un taxi para no perder tiempo. Por el camino las luces de las ambulancias y los coches de policía formaban un espectáculo de reflejos preciosos.

Al fin llegué a la playa. Estaba como un domingo a las dos de la tarde, ni una rajeta de sandía cabía. Además no encontraba el punto en el que habíamos quedado y nadie me cogía el teléfono así que me acerqué a tres chicas para preguntarle por el sitio donde había quedado. Me lo dijeron y además me dieron un vaso de vodka para llevar mejor la búsqueda. Pensé no aceptar el vaso por eso que siempre dicen de no coger la bebida de los desconocidos a ver si le han echado algo pero las niñas eran muy simpáticas y ya he dicho que soy facilón. Luego vi un caballo en la playa y por un segundo me cagué de miedo y pensé que me habían drogado pero entonces la gente empezó a chillar al ver al animal y me tranquilicé.

Entre el caballo y los chillidos pude distinguir al Maquillajes, que es un amigo de La Campesina, bailando Bamboleo con mucha gente que no conocía. Miré por alrededor y unos metros más lejos estaban ya todos mis amigos: La Grosera, la Jachú, la Gallega, la Campesina, Marta, Guille, Sebas y los demás.

Ya borrachos nos enteramos de que Melody estaba comiendo boquerones en un restaurante que había cerca así que cogimos la cámara de fotos de la Grosera y nos fuimos ella, el Maquillajes y yo a por Melody. El Maquillajes le preguntó si se podía hacer una foto con nosotros y ella accedió. La Grosera no paraba de decirle guapa y el Maquillajes empezó a hablar con una tal Carmele, que estaba sentada en la misma mesa que Melody y entonces ocurrió: MELODY Y YO TUVIMOS UNAS PALABRAS ¡Y qué palabras! Yo le dije "Tendrías que haber ido tú a Eurovisión" Y ella, un poco bizca me contestó "Menos mal que no" y se rió. Me quedé prendado. Cuando la Grosera me pase la foto, la subo.

Luego volvimos a la playa e hicimos representaciones de todas las escenas de Magdalena Cruella. Una vez me levanté a por hielo y me encontré una funda de cámara de fotos en la arena, con su cámara dentro y todo, me puse muy contento. Y entonces la encendí para ver las fotos que tenía el anterior dueño de mi cámara y vi una foto de Melody ¡Tenía la cámara de fotos de Melody! Pero seguí viendo y me entró mucha angustia porque vi también fotos donde salía yo y pensé que al final sí que me habían drogado. Luego ya caí, era la cámara de la Grosera...

A eso de las seis recogimos y nos fuimos, pero yo estaba muy ciego. Me puse el ipod y por el camino a mi casa iba bailando levantándome la camiseta y soltando babas, riendo feliz, parecía Nell. Dormí unas horas y me desperté todavía borracho, así de bueno era el ron. Luego fui con la Grosera y la Jachú de tapeo, y nos pedimos una jarra de tinto cada uno, que por 1'80€ te ponían una jarra y dos tapas, y era un no parar.

Y por la noche Mujeres Ricas, el mejor programa de la televisión que nunca se haya creado. Yo soy muy fan de ella, la auténtica mujer rica:



Mañana por la mañana tengo el cumpleaños de la Jachú en su casa, con la madre que te prepara unos Bloody Mary que se te ponen los calzoncillos de coletero, luego tengo turno de tarde en el hotel, que como estoy yo solo pienso llevarme un termo de Bloody Mary y poner la música muy alta y por la noche salimos a seguir con el cumpleaños. Y la semana que viene me han invitado a una fiesta ibicenca, que no sé lo que se hace pero hay que ir de blanco. Viva el verano.

martes, 22 de junio de 2010

La verdadera historia del Patito Feo.

Esta mañana abrí el arcón de las cosas olvidadas y encontré una libreta con cosas que escribía hace muchos años. No me resisto a copiar una revisión del Patito Feo que salió de mi pluma en 2003:



Érase una vez que Mamá Pata estaba emabarazada. En principio esperaba gemelos y así, tras la primera contracción nació un hermoso patito de color amarillo tipo tortilla de ajitos tiernos.

- ¡Qué belleza! ¡Pintaré mi madriguera con ese tono de amarillo! -gritó eufórica Mamá Ardilla.

- Bah, no hay monte sin grillo ni hortera sin amarillo -sentenció envidiosa Mamá Zorra.

Y poco después llegó la segunda contracción y un nuevo patito, esta vez blanco y reluciente asomó su cabecita:

- ¡Es divino! canturreó el gato travesti.

- El color blanco nunca trae nada bueno -se quejó una mosca cojonera.

Y cuando todos iban a felicitar a Mamá Pata, ésta tuvo una última e inesperada contracción. Mamá Pata chillaba y gemía pero no nacía nadie. Cuando todos lo daban por perdido asomó del útero de Mamá Pata una pierna peluda, y poco a poco fue surgiendo la criatura. Era el típico pato con gafas, cejas juntas, jersey de pico y camisa a cuadros, y un boli en la oreja.

- ¡Póngamosle un pasamontañas y ocultemos a esa cosa! -chilló Papá Pato horrorizado.

- ¿¡Qué dices!? -respondió Mamá Pata- ¡Lo confundirán con un ultrassur!

Todos se reían del pequeño Patito Feo, e incluso sus padres se negaron a criarlo. Pero entonces apareció Mamá Vaca:

- Yo te cuidaré. Te daré leche y cuernos.

Y el pequeño patito apestado vivió sus infelices días de infancia con una vaca, hasta que cuando creció le dijo a Mamá Vaca:

- Mami, quiero hacerme la cirugía estética.

Y Mamá Vaca, absolutamente de acuerdo, lo llevó a una clínica de Corporación Dermoestética Patológica.

El Patito salió renovado, bellísimo, todos se quedaron maravillados por el cambio.

- ¡Joder, qué pedazo de chorbo! -Gritaron las nutrias, visiblemente calientes.

- ¡Te estoy aplaudiendo y no con las manos! -Habló una loba en éxtasis.

- Vaya pato guapo! ¡A la paella! -dijo un hombre con garrote que pasaba por allí. Y al Patito Operado se lo comieron al día siguiente en Valencia y los comensales vivieron felices durante toda la jornada.

Moraleja: Más vale patito feo y entero que pato guapo en el paellero.

jueves, 17 de junio de 2010

No me gusta que a los toros te pongas la minifalda



Estaba yo ordenando reservas en mi puesto de trabajo cuando de pronto:

- Buenas tardes.

Un toro negrísimo de doscientos kilos, dos metros y una boca de Bratz me miraba de arriba a abajo. Me quedé perplejo, jamás había visto semejante masa de músculo, grasa y labios. Miré a mi compañero, que me hizo un gesto con la cabeza para que lo atendiera y volvió a fijar la vista en la pantalla del ordenador. Vale, estaba solo. Tendría que coger al toro por los cuernos, JA, JA.

Comencé a hacerle el check-in. Ni el hecho de que no se llamara Islero, Navajico o Avispado si no que tuviera nombre y apellidos me hicieron dudar que era un toro y no un hombre y que si no fuera porque el mostrador de recepción actuaba como burladero nos habría encornetado ya a mi informático compañero y a mí. Con manos temblorosas le di la llave de su habitación y le deseé buena estancia con toda la entereza con la que se le puede desear buena estancia a un toro bravo.

Diez minutos después volvió a aparecer y entre gruñidos pude entender que no conseguía encender las luces de la habitación. Mi compañero me dijo que subiera a su habitación a ayudarle. Era el trabajo o la vida así que subí a ayudarle.

Una vez en la habitación, el toro me preguntó si conocía algún lugar de ambiente ¡Era un toro mariquita! No crean que eso me relajó, no. Yo le hablé de un bar y él puso cara de asco y me preguntó si conocía alguna sauna, yo le dije que no. Entonces se tumbó en la cama -o mejor dicho, se extendió por toda la cama- y me preguntó si yo era gay. Decidí echarle valor y al toro, JA, JA. Dije que sí. El toro abrió las enormes patas y señalándome su genitales me dijo "¿Quieres...?"

¿Que qué dije yo? Pues bien...








Grité ¡¡¡NOOO!!! y salí corriendo de la habitación con una erección de caballo, JA, JA.

Poco después el Toro salió a la calle y cuando volvió al hotel, un hombre le seguía. La mole negra vino a mí y me preguntó si tenía preservativos. Le dije que no pero le deseé una buena corrida, JA, JA.